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Del salón de clases al e-learning en un suspiro

La cuarentena que aún hoy padecen las escuelas de nivel medio superior y superior ha puesto a prueba la capacidad de adaptación de docentes, alumnos y de los sistemas de educación virtual

La transformación digital en el área educativa se aceleró en un instante: hace poco más de cuatro meses, millones de estudiantes de preparatoria, universidad y posgrado recibieron la noticia de que debían tomar sus lecciones desde casa, con lo mucho o poco que tuvieran a la mano.

El salto resultó ser toda una odisea para algunos. “De por sí me costaba trabajo entender algunas cosas, ahora mucho más con las clases en línea”, comenta Diego, alumno de sexto semestre de un centro de estudios tecnológicos al oriente de la Ciudad de México.

Trigonometría es la clase con la que batalla hasta el día de hoy, aunque la materia de lógica también ha representado un suplicio. “Los primeros días, en lo que nos decían cómo tomaríamos las clases en casa, los maestros nos enviaban videos de YouTube para realizar operaciones y ejercicios. Podía verlos mil veces, pero no alcanzaba a comprenderlos”, señala Diego.

Esos días de marzo en que el mundo académico de México cambió, las instituciones educativas iniciaron la adaptación digital a distintas velocidades, de acuerdo con lo que su infraestructura y experiencia en las clases virtuales les permitían.

“Los administrativos de mi escuela ya trabajan con Zoom, y lo que hicieron fue compartirnos links para dar las clases”, dice Carmen, profesora de enfermería en una universidad ubicada en Texcoco, Estado de México, quien añade: “Fue complicado al principio porque no nos capacitaron pero al final, con intuición, entendimos el proceso”.

El desafío de dejar las aulas fue enorme para todos, pero las escuelas que ya contaban con una sólida infraestructura online tuvieron una gran ventaja.

La Universidad del Valle de México, por ejemplo, tardó únicamente 10 días en migrar sus actividades académicas y administrativas al mundo digital. Todo un récord si consideramos que se trata de la universidad privada con más instalaciones en México con 35 campus distribuidos a lo largo de toda la república con una población aproximada de 120.000 estudiantes.

María Isabel Montañez es una de ellas. La estudiante de la licenciatura en gastronomía internacional destaca, sobre toda la infraestructura con que cuenta su escuela, un factor fundamental que permitió salvar el semestre: “La herramienta más valiosa para mí fue Microsoft Teams. En esta plataforma pude mantenerme en contacto con los profesores, entregar tareas y hasta hacer exámenes y recibir el resultado en seguida”. 

La plataforma Microsoft Teams fue el bastión de UVM para poder impartir el 100% de las sesiones de enseñanza que ya estaban programadas antes del cierre de sus instalaciones. En total, UVM logró que 38.703 grupos de alumnos recibieran sus clases online en tiempo y forma durante los días más complicados de la cuarentena.

“De esta etapa tan difícil, mi mayor satisfacción fue poder continuar con mis clases desde casa y así mantenerme resguardada con mi familia”, comenta María Isabel. 

Adaptarse y aprender, siempre aprender

Además de Microsoft Teams, UVM cuenta con la plataforma Blackboard con la cual desde hace ya varios años se imparten las clases de sus licenciaturas y posgrados en línea. Esta experiencia en el área educativa digital permitió que la mudanza intempestiva de las aulas al e-learning fuera mucho menos complicada para todos.

“Este cambio al entorno digital me hizo sentir como cuando estuve por primera vez en un aula como docente. Fue con el paso de los días, gracias a la capacitación que nos dieron y al compartir experiencias con mis compañeros docentes, que logramos adaptarnos a nuestra nueva realidad de trabajo”, menciona Wendy Chavarría, profesora de preparatoria en UVM campus Monterrey. 

El apoyo de UVM a su personal académico fue constante: 9.200 docentes fueron capacitados en el lapso de 10 días que duró la migración, a 5.291 de ellos se les entregaron laptops y a 203 se les facilitaron conexiones a internet para que pudieran impartir adecuadamente las clases desde sus casas.

“Cada hora de clase que damos o cada examen que aplicamos en línea conlleva horas de planeación que hemos invertido docentes, coordinadores y administrativos para prepararnos ante las circunstancias que podríamos enfrentar en esta modalidad”, confirma Wendy Chavarría.

En efecto, las clases en línea han presentado desafíos que las lecciones presenciales jamás habían planteado, “pero hemos superado juntos esos retos. Queremos formar jóvenes que no solo obtengan un 10 en matemáticas, si no que puedan adaptarse a los diferentes problemas que se les presenten en la vida”, comparte la docente.

Y a final de cuentas de eso se trata aprender, ¿no? O como dicen en UVM: “Somos parte de la generación del cambio, transformamos las adversidades en oportunidades”.

Fuente: elpais.com

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